Los expedientes ocultos de un edecán de Chávez

El contralmirante Remigio Ceballos Ichaso es uno de los astros ascendentes en la cúpula militar. Formado con los Navy Seals, fue parte del séquito del ‘comandante eterno’ de la revolución. Sus credenciales lo han impulsado hasta el segundo cargo más importante de estado mayor de las fuerzas armadas y a la coordinación de la Gran Misión Abastecimiento Seguro, sin que en ese ascenso hayan hecho peso los –al menos- dos expedientes que se le abrieron por presuntas irregularidades administrativas.
Los
hombres del círculo más cercano al comandante Hugo Chávez eran rigurosamente
seleccionados. En la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) de Venezuela, la
institución gestora del líder de la Revolución, muchos pedían estar
en la Guardia de Honor Presidencial para ostentar una figura que se transformó
desde 1999 –año de la llegada de Chávez al poder– en un envidiable estatus: el
edecán del Jefe del Estado.
“Todos
rogaban estar cerca del Presidente, porque sabían que su afinidad hacia los
militares podía convertirlos en candidatos a altos cargos. Pero pocos entraban
en este círculo”, comenta un militar retirado. Remigio Ceballos Ichaso, un
egresado de la promoción Agustín Armario González de la Escuela
Naval de la Armada Nacional de Venezuela (año 1985), ya había logrado el
anhelado estatus en 2002. Con un curso de formación en Navy
Seals de los Estados Unidos (una de las mejores fuerzas de operaciones
especiales del mundo) y una prominente carrera había decidido estar al lado de
Chávez. Así, y durante ocho años, consolidó una imagen en los predios militares:
un hombre leal al oficialismo.
Ahora,
fallecido ya el comandante, el contraalmirante Ceballos Ichaso ha dejado de ser
un guardaespaldas. Hace un mes fue designado como el Segundo Comandante y Jefe
del Estado Mayor del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada
Nacional Bolivariana (Ceofanb). Con el cargo también ha asumido la coordinación
de uno de los vértices de la Gran Misión Abastecimiento Soberano, un plan creado
recientemente por el presidente Nicolás Maduro y puesto a cargo de las fuerzas
militares en un intento por detener la inusitada crisis alimentaria que azota a
Venezuela.
Puertas
adentro, en las Fanb, algunos han recibido la noticia sobre la designación como
un mal presagio. Los que conocen al contraalmirante recuerdan que fue
investigado dos veces en la Inspectoría General de la Armada por presuntos
desvíos de recursos económicos asignados por el Estado. No son meras memorias;
más de un centenar de folios –distribuidos en dos expedientes administrativos
disciplinarios– certifican que a Ceballos Ichaso se le involucró con
irregularidades en el componente militar.
El
expediente IV-JADEP-0001-13 contiene la última orden de
averiguación contra Ceballos Ichaso abierta por la Armada, emitida el 13 de
marzo de 2013. “Previas instrucciones del Inspector General de la Armada
Bolivariana, según oficio 047 de fecha 11ABR13 (11 de abril de 2013), por medio
de la presente se ordena: la apertura de una investigación (…) a los fines de
determinar ‘presuntas irregularidades administrativas ocurridas en el Comando de
la Primera Brigada de Infantería de Marina CN. Manuel Ponte
Rodríguez (BRIM1) y Área de Defensa Integral Puerto Cabello y Mora,
durante el proceso de contacto popular con la tecnología (Feria
Electoral) de los comicios presidenciales del 7 de octubre de 2012”,
reza uno de los párrafos del documento filtrado.
La
presunta irregularidad ocurrió unos días antes de los sufragios presidenciales
del 7 de octubre de 2012 en Venezuela. Chávez, un líder afectado por el cáncer
hasta un punto entonces no conocía la opinión pública y que apenas lidiaba con
los primeros signos de la venidera crisis económica del país sudamericano, se
enfrentaba al opositor Henrique Capriles, gobernador del Estado de Miranda, en
una reñida contienda. Al contraalmirante Ceballos Ichaso, entonces a cargo de La
Brigada de Infantería Marina CN. Manuel Ponte Rodríguez, se le asignaron
recursos financieros para el funcionamiento del Plan República 2012 –un
operativo para la custodia y despliegue del material electoral– en los
municipios Mora y Puerto Cabello del Estado de Carabobo. Unos meses después, el
manejo de estos fondos provocaría crispaciones dentro de la Armada.
Según
el expediente de la Inspectoría General de la Armada, Ceballos Ichaso no otorgó
la totalidad de los viáticos (89.700 bolívares o 20.860 dólares, entonces) para
unos 24 militares subordinados a él que trabajarían en los comicios. “Que yo
recuerde nunca me fue presentada esa hoja (la constancia de pago de viáticos)
para firmarla. Nunca recibí el monto que allí se especifica (3.450 bolívares).
Sí, son mis nombres, también mi número de cédula, pero esa no es mi firma. Para
esa fecha (6 de octubre de 2012) no firmé nada relacionado con la recepción de
viáticos y menos por esa cantidad. Solo recibí 300 bolívares por el pago de
viáticos”, dijo una teniente en un interrogatorio hecho en la Armada hace tres
años.
El
testimonio de la teniente es repetido casi con exactitud por una veintena de
militares comandados en ese momento por el contraalmirante. Los comprobantes de
pagos de los viáticos entregados por la Primera Brigada de Infantería Marina CN.
Manuel Ponte Rodríguez a la Armada indicaban que cada uno de los militares
recibieron 3.450 bolívares (unos 802 dólares, según la tasa oficial de ese año)
para cubrir los gastos del Plan República 2012 que duró 23 días. Pero los
subordinados a Ceballos Ichaso aseguraron que se les otorgó menos del diez por
ciento de lo referido, denunciaron la falsificación de sus firmas en las
facturas, y algunos hasta negaron haber participado en el operativo. “Los datos
que están reflejados en esa relación (de pago) sí me pertenecen. Ese no es mi
número de cédula de identidad, no recibí la cantidad de tres mil cuatrocientos
cincuenta bolívares, como se especifica allí (…) No participé en esa cantidad de
días… Esa no es mi firma y por ende la huella tampoco me corresponde”, declaró
otra de las tenientes interrogadas por esta investigación
administrativa.
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En
la Armada no hay expedientes contra el Segundo Comandante y Jefe del Estado
Mayor del Ceofanb desde 2015, señalan personas vinculadas a la investigación.
Para este reportaje se conversó con algunos de los militares mencionados en
estos expedientes. Todos confirmaron la autenticidad de los documentos filtrados
y ratificaron sus acusaciones, aunque bajo la condición del anonimato por miedo
a posibles represalias.
Según
diversas fuentes, los documentos originales desaparecieron durante la gestión
del almirante Orlando Maneiro Gaspar como Comandante de la Inspectoría General
de la Armada.
Este
almirante, designado recientemente Comandante General de la Armada, es
relacionado con Ceballos Ichaso por compartir estudios, carrera militar y
amistad desde hace 30 años.
Pero
este no sería el único expediente administrativo disciplinario contra Ceballos
Ichaso durante su gestión en el Comando de la Primera Brigada de Infantería de
la Marina CN. Manuel Ponte Rodríguez que supuestamente se extravió de los
archivos de la Inspectoría General de la Armada. En 2010 –según comunicaciones
internas como la número 041545Q JUL 13 del Segundo Comando y Estado Mayor
General de la Armada Bolivariana– el contraalmirante fue investigado por un
presunto desvío de 54.368 bolívares (equivalentes a 12.643 dólares, según una
tasa oficial de ese año) destinados a cuatro unidades del batallón de la Policía
Naval CN. Juan Daniel Danels.
Este
dinero fue depositado en dos empresas, R y D & Asociados, C.A. y la
cooperativa Inversiones Mailyn 2008 R.L., para supuestamente impedir que se
perdiera esta cuota asignada por el Estado venezolano a la Primera Brigada de
Infantería de la Marina CN. Manuel Ponte Rodríguez. El administrador financiero,
un teniente de fragata, fue comisionado para esta operación. En el expediente
administrativo, el hombre señala que las empresas cobraron un 14 por ciento de
los recursos y el resto fue entregado a Ceballos Ichaso. Pero el contraalmirante
culpó al teniente de fragata del manejo de los recursos.
El
contraalmirante había prometido a un capitán de navío, en una conversación, que
iba a resarcir el desvío de los recursos con la dotación de materiales para el
batallón perjudicado. Hasta el año 2014 no había cumplido con este ofrecimiento,
aunque sus superiores lo instaron en reiteradas comunicaciones escritas a
ofrecer explicaciones sobre los fondos de las cuatro unidades del CN. Juan
Daniel Danels.
El
intento por contactar al Segundo Comandante y Jefe del Estado Mayor del Ceofanb,
para conocer su versión, no obtuvo
respuestas.
El desafiante
En
un oficio enviado al contraalmirante por uno de sus superiores el 18 de octubre
de 2012 se hace un “llamado a la reflexión” para que corrigiera su conducta
“inapropiada”. En el documento se refiere que el contraalmirante supuestamente
hacía uso de oficiales y de vehículos administrativos sin autorización de las
brigadas y además por responder de forma “grosera” y “desafiante” a altos cargos
de la FANB.
Seis
años después del incidente, Ceballos Ichaso continúa mostrándose desafiante ante
la encrucijada política de Venezuela. En una de sus escasas apariciones en
televisión, a mediados de este año, el jefe del Estado Mayor del Ceofanb achacó
la fractura del país sudamericano a la oposición. Uniformado, completamente
rígido y en un podio atestado de militares, ha ofrecido un discurso contra los
adversarios del presidente Maduro, a saber: el imperialismo, las guerras
mediáticas y a favor de la Fanb y del socialismo. Nada extraordinario, pues
reitera el guión acostumbrado en los actos castrenses bajo el
chavismo.
Pero
la figura de este contraalmirante ha adquirido notoriedad. Antes de
transformarse en el Segundo Comandante y Jefe del Estado Mayor del Ceofanb,
Ceballos Ichaso había ocupado cargos de relevancia en el Estado venezolano,
entre ellos los de director de Investigación, Entrenamiento y Doctrina del
Segundo Comando y Jefatura del Estado Mayor del Comando General de la Milicia,
el comandante de la Infantería de la Marina y el viceministro de Planificación y
Desarrollo del Ministerio para la Defensa. Ninguno de los expedientes
administrativos disciplinarios resultó entonces una traba en el imparable
ascenso a la cúpula militar.