El eslabón perdido de los negocios entre Buenos Aires y Caracas

Sin dejar rastro anda desaparecido José María Olazagasti, el oscuro lugarteniente del ministro kirchnerista de Planificación, Julio De Vido. Desde la sombra, aquel, y en público este, ambos fueron los artífices de la era dorada de los acuerdos comerciales entre la Casa Rosada y el Palacio de Miraflores, la mayoría de esos tratos sin obra visible, y algunos de ellos puntos de partida de causas judiciales que se empiezan a ventilar en Argentina. El secretario personal era quien manejaba con quién había que reunirse para qué negocio.
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“Misterioso,
callado y ambicioso”. Poco se sabe de él, de cómo operaba, poco habló con los
medios de comunicación durante el tiempo que estuvo junto a Julio De Vido, el
poderoso y controvertido ministro de Planificación de los gobiernos de Néstor
Kirchner y Cristina Fernández (viuda) de Kirchner, quien además se convirtió de
hecho en el embajador comercial de Buenos Aires en Caracas. A pesar de ser la
mano derecha –la agenda, los oídos, incluso, dice algún diario platense, el
tesorero de la insulina–, del ministro De Vido, de ascender de asesor personal a
Jefe de Ceremonial y a tener funciones casi de Secretario de Estado, José María
Olazagasti es casi un fantasma del que pocos hablan porque poco saben, o por
miedo, o en otros casos por considerarlo un “personaje marginal” dentro del
Gobierno kirchnerista y un traidor. Aunque al margen, apartado y en la sombra,
Olazagasti fue quien logró llevar a ciertos empresarios de su país a negociar
con el Gobierno Bolivariano en sus múltiples viajes a Caracas. Tango y salsa que
se mezclaron en el fideicomiso Venezuela-Argentina y que fueron música para su
bolsillo y un cambio en el ritmo de vida de este empresario de origen
vasco.
Villa
Lugano es el segundo barrio más grande de la ciudad de Buenos Aires, una suerte
de 23 de Enero porteño -por el militante barrio obrero de Caracas-, un bastión
peronista de la Capital Federal. Fue este el lugar que en 1974 vio nacer al hijo
de “El Vasco Olazagasti”, dirigente histórico del justicialismo. El padre era
amigo de Julio De Vido, hoy diputado nacional, con el que estaba en una sede
partidaria a nivel local. “Viene de muy abajo socialmente, incluso en 2002,
antes de que Néstor Kirchner llegara al poder, le pedía trabajo a empresarios
argentinos porque estaba recién empezando y era un tipo muy humilde”, cuenta el
periodista Francisco Olivera, del diario La Nación y autor
junto a Diego Cabot del libro Hablen con
Julio (2011).

Jose María Olazagasti. Fotografía: Cortesia www.perfil.com
José
María, “regordete, bajito y de bajo perfil”, lo describe otro periodista
argentino, empezó a militar en 2006 en Compromiso K, una agrupación para apoyar
la reelección de Néstor Kirchner. Pero fue antes cuando la melodía cambia para
él, cuando Julio De Vido lo llama para ser su asesor personal tras su
nombramiento como Ministro de Planificación en 2003. Entonces empezarían sus
viajes a Venezuela.
El tango
El
ascenso de Olazagasti fue de un cargo menor, como asesor, secretario, a ser Jefe
de Ceremonial de ministerio. Su puesto no fue designado en el Boletín Oficial,
por lo que no se tiene obligatoriedad de declarar ante la Oficina Anticorrupción
sus bienes personales y ganancias (y por lo que pudiera zafarse ahora de
cualquier fallo condenatorio de la justicia). El cargo que se le supone
corresponde una categoría C del Sistema de Profesión Administrativa según la
escala laboral de Argentina, por el que debía cobrar entre 3.000 y 4.000 (de 198
a 264 dólares). Sin embargo, el de Villa Lugano parece que logró medrar y
estirar la plata. En un reportaje de 2010 del diario La
Nación dicen que para ese entonces vivía en el country (urbanización
cerrada) Villa Nueva del Tigre, “no es lo más exclusivo, pero sí es de un costo
alto para un empleador de categoría C”, destacan en la nota. A lo que añaden la
cuota de un colegio en el barrio privado de Nordelta “cuya cuota no baja de 2500
pesos (o cerca de 165dólares)”. Se trata de lugares en el delta del río Paraná
que, al desembocar en el río de la Plata, cerca de Buenos Aires, se ha
convertido en un suburbio de clases acomodadas de la capital
argentina.
“Es
discreto, pero come en lugares buenos, va con autos buenos, tiene custodia. Es
como un secretario, pero es algo más que un secretario. Es alguien al lado de un
ministro, pero con bastante poder”, cuenta Rodrigo Alegre, periodista del Canal
Trece de Buenos Aires.
¿Cómo
pudo hacerlo desde un cargo de secretario? “Tenía vínculos con la obra pública,
pasó de ser un secretario a tener mucho poder, incidir en la política y meterse
en negocios. Era el que llevaba los papeles, la agenda de De Vido, el encuentro
con los empresarios”, dice Alegre. Se convirtió en el principal operador del
ministro y, con los viajes internacionales, comenzó a negociar como un
Secretario de Estado y cerrar acuerdos con Venezuela, Ecuador o Argelia. Aunque,
concuerdan todas las fuentes consultadas, no firmaba nada, no declaraba nada,
así que su pista sólo se puede intuir a partir de las visitas que hizo, por
ejemplo, a la capital venezolana.
Tras
el escándalo del valijagate de Antonini Wilson, Claudio Uberti,
director del Órgano de Control de Concesiones Viales (OCCOVI) y coordinador del
convenio Argentina-Venezuela, el llamado Fideicomiso Financiero Serie II o, como
se le conoce en Argentina, Pdvsa II, fue relegado de su cargo, en diciembre de
2007. En ese momento, el ya de por sí empoderado Olazagasti, toma más poder y es
quien se encarga de los negocios en el exterior.
“Todos
los empresarios argentinos sabían que hablando y reuniéndose con él, lo hacían
directamente con De Vido. De ser alguien poco formado, sin título, y que no
sabía lo que era un litro de gasolina, terminó con los empresarios más
importantes de Argentina del sector energético. Tuvo un poder enorme y su
patrimonio creció considerablemente”, dice Olivera.
Se
calcula que a partir de la caída de Uberti, Olazagasti tuvo 42 salidas al
exterior. A través de documentos provenientes de fuentes del Ministerio Público
Fiscal de Argentina a los que tuvo acceso Armando Info, se pudieron constatar al
menos 15 viajes del Jefe de Ceremonial a
Venezuela.
La salsa
Si
Olazagasti viajaba, lo hacía solo por indicación de Julio De Vido, incide
Rodrigo Alegre. El primer vuelo del que se tiene constancia fue el 5 de abril de
2004, un viaje que hizo con el ministro y Uberti. Repetiría compañía un poco
después, el 28 de mayo, coincidiendo con la firma del fideicomiso. Ese año haría
al menos otro viaje más, del 3 al 6 de junio, junto con Uberti y Victoria
Bereziuk -esta última, también pasajera del vuelo privado de Antonini Wilson-,
para lo que se les entregó 89, 118 y 110 dólares en concepto de viáticos
respectivamente, así como 46 dólares de seguro médico.
El
Boletín Oficial anunciaba el 22 de noviembre de 2005 el viaje oficial del trío
De Vido-Olazagasti-Uberti con carácter retroactivo: del 20 al 22 de noviembre,
esta vez con destino Puerto Ordaz, estado de Bolívar, la capital de la industria
pesada en Venezuela, un viaje al que también acudió el presidente Kirchner y en
el que se reunieron con Hugo Chávez. En esa ocasión, una de las visitas que
hicieron los mandatarios fue a la represa hidroeléctrica de Macagua, sobre el
río Caroní en plena ciudad, “señal de que en esta cumbre se habló o hablará de
cooperación energética”, señalaban en BBC
Mundo.
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Con
el retraso semejante se hacía otro anuncio en el mismo soporte el 7 de julio de
2006, para el idéntico terceto, que viajó a Caracas del 3 al 5 de julio. El
sexto viaje del que se tiene constancia se hizo del 5 al 8 de marzo de 2008, ya
con Cristina Fernández como presidenta, quien iba en la comitiva junto con De
Vido, su mano derecha y el vocero presidencial Alfredo Scoccinarro, con destino
Caracas pero también con paradas en República Dominicana y Haití para la XX
Cumbre del Grupo de Río. Nuevamente, el anuncio se hizo en Boletín Oficial a los
2 días de iniciar el viaje.
En
los siguientes viajes la particularidad es que, además de saber que José María
Olazagasti viajó a Caracas, está que, o bien compartió vuelo o coincidió en la
capital con Juan José Levy, el empresario que afronta varias causas penales por
presunto lavado de dinero y contrabando y que apareció como propietario de
empresas offshore en la investigación de los llamados Panama Papers.
En 2009, entre el 10 y el 12 de agosto, ambos estuvieron en Caracas. Al año
siguiente, el 16 de abril, compartieron vuelo de Aerolíneas Argentinas con
partida de Buenos Aires y destino Caracas. Levy participó en la venta de
medicamentos a Venezuela, así como la del sistema de televisión digital que el
Gobierno de Nicolás Maduro terminó por adoptar.
Levy
niega a la justicia que conozca al secretario, pero según cuenta Olivera, se
conocen, “los hijos de ambos son compañeros en un colegio que está en Northland,
un barrio de Buenos Aires. Y justamente esos vuelos y esa junta son de las pocas
cosas que se sabe de Olazagasti y de las que están en manos de la
Justicia”.
En
2012 vuelven a coincidir, primero entre el 20 y 23 de marzo y luego en
septiembre. Es en esta fecha cuando parece que el baile se vuelve de a tres,
porque comparte viaje de ida y vuelta Buenos Aires-Caracas entre el 14 y el 19
con Olazagasti y un pasajero más, el ministro De Vido, según consta en los
registro de Migración. El mismo y, al parecer, último queer tango
trio se repite el 19 de marzo de 2013. Olazagasti y Levy estarán
nuevamente en Caracas en marzo y abril de 2013 y en mayo de
2014.
El ruido y la furia
Qué
negocios hacía Olazagasti en Venezuela, con quién se reunía, qué dinero de qué
negocios se concretaban. En este momento, la música baja sus decibeles hasta
volverse casi inaudible. Nadie sabe con certeza. Olazagasti, cuenta Rodrigo
Alegre, viajó solo por indicación de Julio De Vido, “él le hacía nexos con los
empresarios de ambos países, algunos argentinos que están acá (Argentina), que
no se sabe cuáles son a ciencia cierta”. Y explica que, al parecer, tuvo un
papel preponderante en el fideicomiso con la estatal petrolera venezolana Pdvsa,
“varios de los viajes fueron en el marco de diagramarlo”.
En
la melodía de Olazagasti y cómo se pudo enriquecer también hay un momento en que
el volumen es alto, muy alto, y se convierte en ruido. Es algo que todos
escuchan, pero nadie puede precisar. “Todo el mundo lo sabe, los empresarios han
comentado que pagaron una comisión para conseguir esos negocios con Venezuela.
Uno de los que me contó, que ya murió, estuvo en el fideicomiso y decía que para
entrar había que pagar”, cuenta Francisco Olivera. Los medios argentinos
denunciaron que la comisión que se cobraba a cada empresa era 15% del contrato,
en dólares. Pero no hay mucha transparencia y es ahora, con el cambio de
administración, en las manos de Mauricio Macri desde diciembre de 2015, cuando
se empiezan a despiezar las partituras.

Juan José Levy junto a Hugo Chavez. Foto cortesía: La Nación (Argentina)
Ni
siquiera desde la Cámara de Comercio Venezolana Argentina (Cavenarg), con sede
en Caracas, dicen saber de los negocios. Benjamín Tripier, presidente de
Cavenarg, dice que nunca vio a Olazagasti, “ni siquiera estuvo cerca de la
Cámara, sé de él por la prensa. No había trato con la Cámara, estábamos en otra
dimensión. Sabíamos lo que iba ocurriendo, de los contratos del Gobierno, pero
nunca pasó de eso. No sabemos si alguna empresa inscrita tuvo que ver con eso.
Ni ellos (el Gobierno) tuvieron interés en nosotros ni nosotros en ellos, tenían
su propio circuito”. Sobre el fideicomiso, Tripier asegura que “era algo muy
selectivo, al que no todo el mundo tenía acceso. No sé si hubo algún negocio
genuino ahí y el que hacía esas cosas no creo que lo comentara mucho, uno lo
entiende, porque no estaba muy cerca de lo que podían ser negocios
transparentes”. Y asegura que lo mismo que dice ahora es lo mismo que sabía
entonces, “nunca nos tocó participar en una reunión donde estuvieran De Vido u
Olazagasti”.
En
un contacto vía correo electrónico con Eduardo Alberto Sadous, quien fue
embajador entre 2002 y 2005, contestó a la petición de entrevista sobre
Olazagasti con una negativa. “Lamentablemente no puedo ayudarla, ya que durante
mi gestión, el mencionado Olazagasti era nada más que el secretario de Julio De
Vido, el ministro. Después de Uberti y el episodio Antonini Wilson pasó a ser el
‘embajador paralelo’, pero eso fue cuando yo ya me había ido de mi
cargo”.
En
los documentos del Ministerio Público Fiscal de Argentina a los que se tuvo
acceso para esta nota, se pueden ver las declaraciones de Sadous sobre el
secretario y los movimientos en la embajada. De su testimonio se desprende que
“a la embajada no se le comunicaba sino la llegada de los funcionarios y su
partida, no participaba en la mayoría de las reuniones que se celebraban con los
distintos organismos gubernamentales de Venezuela, sobre todo con el Ministerio
de Energía y con PDVSA, cuyo titular era Rafael Ramírez”. Ni siquiera el
embajador Sadous era el encargado de recibirlos, sino Álvarez Tufillo, ex
consejero económico y comercial de la embajada en
Venezuela.
“Las
visitas del ministro De Vido y Uberti eran consideradas oficiales, eran visitas
de funcionarios, en un sentido amplio sí, pero no aquellas que requieran
tratamiento protocolar. Eran visitas de trabajo”. Sadous testifica que ni
siquiera obtuvo copia del acuerdo firmado entre PDVSA y el Ministerio de
Planificación Federal y, sobre el mecanismo por el cual las empresas argentinas
eran habilitadas para participar en el convenio, no le consta “que existiera
algún sistema o mecanismo especial”, ignora la manera en que erran
seleccionadas.
Tampoco
quiso hablar sobre el tema Carlos Cheppi, embajador en el país caribeño entre
2001 y 2015. “Buenas noches. Discúlpame. No doy entrevistas. Gracias”, fue todo
lo que se obtuvo por respuesta tras contactar por mensajería
instantánea.
Tango... electrónico
“Buenas
tardes, señor Olazagasti. Estoy haciendo un perfil sobre usted y quisiera
entrevistarlo. Espero poder contar con su ayuda. Saludos”. Una hora después, las
dos marcas de whatsapp cambian de color a azul. “Hola, 2 o 3 veces me
preguntaron x la persona. Este número teléfono (sic) no corresponde”. Después de
confirmar con varias personas, se corrobora que el número pertenece a José María
Olazagasti. Se insiste en la identidad detrás de la pantalla del teléfono,
quedan las marcas azules, pero no hay respuesta sino al rato. Llama.

Olazagasti junto a Julio De Vido
“Yo
no soy ese señor, soy Rodrigo Vaquerizo, productor musical. Estoy seguro de que
esto son unos amigos que me están gastando una broma, no sé de quién me hablás”.
Se busca el nombre pero no se consigue rastro de alguien del mundo de la música
con ese nombre en Argentina. Se corrobora nuevamente con varios periodistas
argentinos que el número es de Olazagasti. “Puede que se haya cambiado la foto
de perfil –una foto con muy baja resolución de un escenario vacío, a medio
montar y con las luces prendidas–, pero ese es su número, seguro”, confirman al
otro lado del teléfono. De nuevo, se insiste sobre la identidad. Nueva
llamada.
- Yo
soy músico, ¿este hombre (Olazagasti) es artista?
- No.
- ¿No
es de mi rubro?
- No.
- Buscame
en Google como yo te busqué a ti. ¿A mí me llaman los periodistas y no es por
temas artísticos? Yo quiero que me llamen por mi música. No es chiste. ¿De
dónde llamás?
- De
Venezuela.
- Allí
la cosa está difícil...
- Pero
parece que no para los negocios.
- No
lo sé, nunca fuimos a tocar en Venezuela. Pónete en Google “Otros Aires” y
cuando vengas a la Argentina y quieras tango electrónico, yo te voy a sacar a
bailar. Uno nunca sabe cómo comienzan las relaciones
amistosas.
Otros
Aires, nació en 2003 en Barcelona (España) ideada por el músico argentino Miguel
Di Genova. Si bien los precursores del género del neotango fueron Malevo,
seguidos de Gotan Project –luego Bajofondo–, la banda de Di Genova alcanzó
rápidamente fama mundial. Pero no se encuentra ni rastro de Rodrigo Vaquerizo ni
de su relación con el tango electrónico. Se llamó nuevamente al teléfono y
estaba desconectado.
Este
alter ego real o ficticio al menos tiene algo en común con la mano derecha de De
Vido: la producción y la música. Marmot Producciones SRL, inscrita en marzo de
2013, es una empresa que se encarga de la producción de espectáculos teatrales y
musicales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. También se encarga de la
prestación de servicios y organización de eventos sociales, culturales,
deportivos, empresariales y similares. ¿Su gerente? José María
Olazagasti.
El silencio
Si
cuando era una pieza clave de los negocios del Gobierno de los Kirchner era un
hombre del que poco o nada se sabía, cuando el mashup tango-salsa empieza a
tocar el final, es casi imposible seguirle la pista. Tanta es la discreción de
Olazagasti que luego pasó a engrosar las filas de la Agencia Federal de
Inteligencia, según una publicación de la revista Noticias, en la que se le
incluye junto con otros 137 nombres. Su alías de espía coincidiría con sus
iniciales: José Oslo. Una fuente cuenta que estuvo vinculado en los tribunales
federales para limpiar las causas contra Daniel Scioli, gobernador en la
provincia de Buenos Aires y luego candidato en las últimas elecciones
presidenciales.
Ni
Cheppi, ni Sadous hablan de él. Porque “no pueden, no dan entrevistas, no
coincidieron con él”. Pero quienes deberían conocerlo bien, tampoco lo hacen. Es
el caso de Alberto Fernández, al cargo en la Jefatura de Gabinete de Argentina
de 2003 a 2008, cuenta no tiene mucha idea sobre el tema, ni sobre Olazagasti,
porque nunca trabajó con él. “En la estructura del Gobierno era un personaje
marginal. Sólo era el secretario de De Vido. No tenía más función que esa. Si
hacía otras cosas, no eran públicas”. Incluso, a pesar de la relevancia que el
Jefe de Ceremonial parece tener, apunta: “Me llama la atención que hayan
reparado en esa figura”.
¿Por
qué lo niegan si fue responsable de coordinar uno de los mayores negocios del
gobierno de Néstor y Cristina? Porque en un sector del kirchnerismo lo considera
un traidor. José López, quien fuera secretario de Obra Pública, fue detenido
después de que un vecino del monasterio Nuestra Señora de Fátima de Buenos Aires
denunciara que alguien estaba arrojando bolsos cargados de dinero desde un auto
al interior del convento. Hay quienes tienen la sospecha de que no fue un
vecino, sino Olazagasti, pero es algo que no está
demostrado.
Y,
ahora... “Está desaparecido. Lo más probable es que esté en Argentina”,
coinciden todas las fuentes consultadas. Y también en que, a medida que perdió
poder político, se desvaneció su vínculo con los
empresarios.