Odebrecht pactó coimas por US$ 25 millones el 2015 en Argentina

Así se desprende de documentación de la investigación y de la declaración de un testigo delator; fue para destrabar el acceso de la constructora a una obra gasífera, según revela el diario La Nación de Argentina
El
entorno directo del ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido acordó
una coima por US$ 25 millones y otras “prácticas no convencionales” a cambio de
destrabar el acceso de la constructora brasileña Odebrecht a un proyecto
multimillonario para la extensión de las redes troncales de gas en el
país.
La
información surge de documentos todavía secretos de la investigación
internacional Lava Jato que obtuvo, verificó y analizó La
Nación durante las últimas semanas.
Esos
documentos muestran que la negociación delictiva de Odebrecht con el gobierno
kirchnerista abarcó dos etapas, con dos intermediarios distintos. La primera
etapa quedó en manos del dueño de Esuco, Carlos Wagner, quien presidió la Cámara
Argentina de la Construcción durante ocho años del kirchnerismo, entre 2004 y
2012. La segunda fase fue con el lobbista Jorge “Corcho” Rodríguez como
interlocutor determinante.
Rodríguez
pasó a trabajar para Odebrecht como “consultor” durante años. Pero tanto él como
Wagner actuaron frente a los representantes de la compañía brasileña como
emisarios de De Vido, y así lo entendieron quienes negociaron con ambos y
acordaron pagar esos US$ 25 millones entre 2007 y 2014, de acuerdo con el
material al que accedió La Nación como parte de un proyecto
periodístico regional liderado por el equipo peruano IDL-Reporteros desde hace
un año y medio.
La
Nación consultó
a Rodríguez y a Wagner, quienes rechazaron las sospechas. “Eso que dicen es
falso”, contestó el ex titular de la Cámara Argentina de la Construcción. “No
facilité ninguna reunión”, abundó.
Rodríguez
también rechazó los dichos de los delatores brasileños. “Es mentira”, replicó.
“¡Me usan para tapar otros temas y otras personas, que sí estuvieron metidas!”,
añadió, sin dar nombres.
De
Vido siempre negó cualquier rol en el entramado de coimas de Odebrecht. “Nunca
podrán imputarme nada con seriedad”, contestó el ex ministro en mayo, cuando
algunos datos salieron a la luz desde Brasil. Consultado ayer por La Nacion, De
Vido se negó a responder preguntas o hacer comentarios, mientras que su vocero
subrayó que el contrato bajo sospecha era para la extensión de las redes
troncales como un acuerdo “entre privados”.
Pero
las desmentidas de De Vido, Wagner y Rodríguez se contradicen con las
confesiones en Brasil. Allí, uno de los máximos jerarcas de Odebrecht, Marcio
Faria da Silva, se acogió al régimen de “delación premiada” para reducir su
tiempo en prisión a cambio de contar lo que sabía sobre las coimas que pagó la
compañía durante décadas en varios países. Y habló sobre los millones que se
pagaron en la Argentina.

Caricatura de Julio de Vido, exministro de Planificación Federal kirchnerista. Fuente: La Nación.
El
ministro del Superior Tribunal Federal (STF) de Justicia brasileño, Edson
Fachin, reveló los primeros y acotados datos sobre ese negociado en un documento
de apenas tres carillas que remitió a la Procuración General de su país, según
reveló La Nación en abril pasado.
Según
reconstruyó desde entonces La Nación, Faria reconoció que él mismo
se reunió dos veces con De Vido, quien sin embargo evitó hablar sobre esas
coimas.
Por
el contrario, el brasileño detalló que la operatoria ilícita quedó en manos de
dos colaboradores: su subsecretario de Coordinación, Roberto Baratta, quien pasó
de levantar quinielas a asumir como subsecretario de Coordinación del Ministerio
de Planificación, y Roberto Mandolesi, quien como director de Nación
Fideicomisos destrabó el pago de $ 1000 millones para la empresa BTU durante los
últimos días en el poder del kirchnerismo, en diciembre de
2015.
Señalada
desde hace años por una supuesta excelente relación con De Vido, BTU también
quedó bajo la lupa en Brasil. Según detalló el ahora “delator premiado” Faria,
esa empresa fue recomendada por el Ministerio de Planificación
Federal.

Carlos Wagner, entonces presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Fotografía: Archivo LA NACION
El rol de Wagner
Condenado
a 19 años y 4 meses de prisión en Brasil por corrupción, lavado de dinero y
asociación ilícita, Faria se convirtió en delator para reducir su paso por la
cárcel. Y detalló quiénes son los otros ejecutivos de Odebrecht que saben sobre
las coimas que se pagaron al entorno directo del entonces ministro y actual
diputado nacional por el Frente para la Victoria (FPV). Contó que uno de ellos
es Flavio Bento e Faría, por entonces máximo jefe de la constructora en
Argentina.
Flavio
Bento e Faría -sin parentesco alguno con Marcio Faria- fue quien se reunió con
Wagner, de Esuco, quien expuso el pedido de coimas requerido por los
funcionarios públicos. Indicó que si querían hacer negocios en la Argentina,
debían pasar por él, lo que Wagner negó de manera tajante a La
Nación.
Sin
embargo, Marcio Faria también señaló a otro exejecutivo de Odebrecht como
negociador directo de esa coima por US$ 25 millones. Dijo que fue Hilberto
Mascarenhas da Silva, quien también se acogió al régimen de la delación premiada
y contó ante los investigadores brasileños que la empresa pagó cerca de US$ 3340
millones en coimas y aportes ilegales a campañas electorales, tanto en Brasil
como en otros países entre 2006 y 2016. Es decir, lo que en Brasil se conoce
bajo el paraguas de “Caixa 2?.
¿Cómo
fue la negociación delictiva? Cuando Odebrecht comenzó a moverse para pujar,
desde 2007, en la licitación para la ampliación de ampliación de la capacidad
del transporte de gas a lo largo de 15 provincias argentinas, su entonces
superintendente en el país, Flavio Bento e Faria, fue contactado por Wagner,
quien se presentó como dueño de Esuco y presidente de la Cámara Argentina de la
Construcción, pero expresó su verdadera misión en cuanto vislumbró la
oportunidad.
Con
su nombre en la “ruta del dinero K” -causa en la que está imputado- y en al
menos seis sociedades offshore que aparecen en
los Panamá Papers, Wagner fue directo. Según Marcio Faria, “le pidió
coimas” a Bento e Faria, pero se cuidó de darles los nombres de los
destinatarios, aunque a los brasileños les quedó muy claro quiénes
eran.
Fue
entonces cuando uno de los máximos responsables de la División de Operaciones
Estructuradas de Odebrecht -es decir, el área dedicada a las coimas de la
empresa-, Hilberto Mascarenhas ajustó los detalles para el pago de los
sobornos.
A
partir de allí, el camino de los negocios con el Estado argentino se simplificó
para Odebrecht, que sólo recibió elogios de De Vido durante dos reuniones que
mantuvo con el ahora delator premiado.
Sin
embargo, el entendimiento ilícito se quebró en octubre de 2010. Con la muerte
del ex presidente Néstor Kirchner, el pacto se quebró, y Odebrecht comenzó a
padecer todo tipo de problemas con la ejecución y cobro del multimillonario
contrato.
Esos
problemas sólo se solucionaron con la aparición del lobbista Jorge “Corcho”
Rodríguez, quien reabrió las negociaciones ilícitas con los representantes de la
constructora brasileña, acordó nuevos pagos y hasta les aportó los números de
las cuentas bancarias offshore donde debían depositar el dinero
de las coimas.
Según
reconstruyó La Nación, sin embargo, Rodríguez actuó más como
emisario de De Vido ante Odebrecht que como lobbista de la constructora
brasileña ante el entonces ministro. Y los datos públicos que se conocen sobre
él como operador alientan la confusión.
Así,
como lobbista de Odebrecht, el “Corcho” recibió a varios empresarios en las
oficinas de la compañía, pero al mismo tiempo viajó a China con De Vido. Lo hizo
como operador de la empresa brasileña, aunque también produjo los discos del
hijo guitarrista del entonces ministro.
Consultado
por La Nación, Rodríguez rechazó las sospechas. “Nunca estuve en
ninguna negociación de ninguna obra”, replicó. “Hasta por una cuestión de
tiempos no es posible. Ese contrato se negoció años antes. Mi relación con la
empresa comenzó en 2011?, retrucó.
Ahora,
el acuerdo para desembolsar coimas por US$ 25 millones se encuentra bajo
investigación en Brasil y en la Argentina. Allá llegó a las manos de Edson
Fachin, ministro del Superior Tribunal Federal de Justicia -el equivalente a la
Corte Suprema-.
A
cargo de supervisar todas las investigaciones derivadas del Lava Jato, Fachin
analizó los dichos de Faria y emitió la “Petición
N° 6712?.
Dirigida a la Procuración General, le pidió que evalúe si el Poder Judicial
brasileño tiene jurisdicción para juzgar este tipo de actos de corrupción
cometidos por empresas de su país en el extranjero.
En
la Argentina, en tanto, la operatoria que ahora sale a la luz ya había quedado
bajo la lupa del fiscal federal Carlos Stornelli, quien desarrolló una
investigación preliminar. Encontró indicios y radicó una denuncia, que quedó en
manos del fiscal federal Federico Delgado y el juez Ariel Lijo, para luego
recaer en el juzgado de Daniel Rafecas.