El sicariato que se encargó en Miami y se financió con dólares preferenciales

El asesinato en Caracas de dos jóvenes empresarios en mayo reciente trascendió las secciones de crónica policial y consiguió eco internacional porque una de las víctimas era familiar de una ‘celebrity’, Carolina Herrera, la diseñadora venezolana de mayor proyección global. Pero la trama del caso, también internacional, terminó por poner de relieve los violentos entretelones de la disputa por el control del furtivo negocio cambiario que opera entre Florida y Venezuela.
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El
11 de mayo a las cinco de la tarde, casi al mismo tiempo en que las familias de
Fabrizio Alberto Mendoza Isea y Reinaldo José Herrera Sánchez informaban a la
policía del aparente secuestro de los empresarios ocurrido en La Boyera -un
suburbio de clase acomodada en el municipio El Hatillo, sobre las colinas del
sureste de Caracas-, en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y
Criminalísticas (CICPC) recibían el reporte del hallazgo de dos cadáveres en el
sector El Topo, en la vieja carretera que comunica la capital venezolana con La
Guaira, el puerto que la sirve. Eran los cuerpos de dos personas de sexo
masculino, maniatados dentro de una camioneta Toyota Hilux blindada. Ambos
presentaban disparos en la cabeza.
Al
apenas recibir la denuncia del supuesto plagio y conocer, casi en simultáneo, el
reporte del doble homicidio, los funcionarios de la División Antiextorsión y
Secuestros del CICPC comprendieron que, en realidad, no estaban frente a una
investigación por secuestro. Comenzaron a trabajar otras hipótesis y en un mes
lograron esclarecer lo que fue un crimen por encargo.
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El asesinato de ambos hombres, socios en una empresa de
arquitectura, tuvo amplios ecos en la
prensa nacional e internacional. Una de las víctimas del secuestro-asesinato,
Reinaldo Herrera, era familia de la famosa diseñadora de modas venezolana,
Carolina Herrera. Pero, a pesar de que el renombre correspondía a Herrera, desde
el primer momento a los investigadores se les hizo claro que el verdadero
objetivo del ataque era Fabrizio Mendoza.
Un
reporte anónimo que circuló por Twitter el mismo día del crimen ya alertaba a
los investigadores sobre su supuesta vinculación con el empresario venezolano
radicado en Miami, Salvador Lairet, ex socio y amigo de Mendoza. El mismo rumor
también corrió de inmediato entre los conocidos de ambos
empresarios.
Cadena de favores
No siempre -de
hecho, casi nunca- la primera hipótesis es la más certera. Pero para
corroborarla en este caso resultó clave la detención de Franco José Tessarolo
Salcedo, de 34 años, quien era uno de los mejores amigos de Mendoza Isea, muy
cercano a su familia, y también a la de Reinaldo Herrera. A todos les asistía en
la reparación y mantenimiento de vehículos en un establecimiento que tiene en
los llamados Altos Mirandinos -una serie de poblados que conforman una
ciudad-dormitorio de clase media a las afueras de Caracas, en el estado de
Miranda-. Por esa cercanía a nadie le pareció extraño encontrarse a Tessarolo en
el funeral de Mendoza, realizado en el Cementerio del Este de La Guairita, y que
hasta se le viera flanquear el féretro.
Tessarolo
también era amigo de Salvador Lairet, con quien mantenía contacto permanente.
Todos pertenecían al mismo círculo de jóvenes empresarios y comerciantes. Pero
había un vínculo adicional que hasta entonces a muchos escapaba: Lairet, según
versiones policiales, encomendó a Tessarolo el asesinato de
Mendoza.
A
la postre Franco Tessarolo habría revelado a los investigadores que Lairet lo
llamó por teléfono para que se encargara de planificar el asesinato de Mendoza
Isea y ofreció pagar 15.000 dólares por el trabajo. Tessarolo se activó de
inmediato y se comunicó con su amigo Suhe González Álvarez, de 35 años, un
comerciante informal de Los Teques, capital del estado de Miranda, a 30 minutos
de Caracas y aún más cercana a los Altos. Puso a su disposición 10.000 dólares
para que lo ayudara a buscar a las personas que necesitaba en el cumplimiento de
la tarea criminal.
González
Álvarez, a su vez, contactó a un hombre de su confianza: Edwin Jesús Montilla,
de 34 años, y le indicó que necesitaba completar el grupo de la misión. Montilla
contrató a dos hombres más que se encargarían de ejecutar el crimen: un
delincuente que estuvo detenido por secuestro en 2015 y otro presuntamente
evadido de una prisión. Los cinco hombres se tomaron un mes para planificar el
asesinato.
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El 11 de mayo, cuando consideraron que
habían estudiado con precisión los movimientos de Mendoza Isea, pasaron a la acción. Les fue sencillo ubicarlo. Tessarolo
suministró la información sobre en qué lugar encontrarlo. Poco después del
mediodía los dos sicarios, junto a Edwin Jesús Montilla, interceptaron a Mendoza
en el estacionamiento del Centro de Servicios Plaza La Boyera, en el municipio
El Hatillo.
Mendoza,
que era el objetivo, fue sometido. Pero el grupo de tareas debió improvisar. El
blanco venía acompañado de Reinaldo Herrera. Sorprendidos, los delincuentes
decidieron llevárselo también para no dejar testigos. Los obligaron a subir a la
camioneta Hilux de Mendoza, en la que emprendieron la
huída.
Uno
de los delincuentes tomó el lugar del conductor, mientras el otro amenazaba a
las víctimas con un arma de fuego. Detrás del vehículo se desplazaba Montilla en
una motocicleta. Su tarea era casi la de un supervisor: asegurarse de que los
dos sicarios cumplieran con el trabajo que les habían
encargado.
Cuando
bajaban de La Boyera hacia La Trinidad, ya en el municipio Baruta, con rumbo al
centro y oeste de la ciudad, los delincuentes que conducían la camioneta
decidieron desviarse a la vivienda de Mendoza en el conjunto residencial
Escampadero, en La Tahona, una urbanización de edificios de clase media. De
haber sido solo una acción distractiva, habrían tenido éxito: esa escala fue lo
que hizo suponer a las familias de las víctimas que se trataba de un secuestro.
Pero lo cierto es que buscaban levantar más dinero para completar sus
honorarios, pues González Álvarez, el contratista del encargo, terminó
repartiendo entre ellos apenas 7.000 de los 10.000 dólares prometidos, y
Tessarolo se había quedado ya con 5.000 de los 15.000 dólares ofrecidos al
inicio del encargo.
Al
entrar al lugar superaron dos retenes de seguridad pero fueron registrados por
las cámaras de la urbanización. Los rostros de Edwin Jesús Montilla y los
verdugos quedaron grabados. A uno de los vigilantes le pareció sospechosa la
presencia de un motorizado detrás del vehículo. Sabía que Mendoza no tenía
escoltas. Se acercó al estacionamiento para verificar con el propio Mendoza que
todo estuviera bien. “Él le dijo al vigilante que esas personas estaban con él y
que no había problema. Luego llamó a la muchacha que limpiaba en su apartamento
para que le bajara unos relojes muy costosos, algunos dólares y unos 200 euros
que estaban junto a su pasaporte”, contaron testigos. El botín triplicaba en
valor el monto que recibieron los tres hombres por asesinar a Mendoza y
Herrera.
Al
salir del lugar se dirigieron, ahora sí, directo a la carretera vieja Caracas-La
Guaira, específicamente al sector El Topo, zona donde en los últimos meses han
sido localizados al menos tres cadáveres de víctimas de venganzas y supuestos
secuestros. Allí los sicarios mataron a los dos empresarios, cuyos cuerpos
dejaron dentro del vehículo de Mendoza, y huyeron.
El
20 de junio, el comisario Einar Giuliani, director de seguridad de la alcaldía
de El Hatillo, informó que Edwin Jesús Montilla, Suhe González Álvarez y Franco
José Tessarolo, habían sido detenidos en Los Teques y en El Hatillo los primeros
días de junio por funcionarios de la División Antiextorsión y Secuestros del
CICPC. Confesaron su participación en el asesinato de Mendoza y Herrera
y fueron
imputados por los delitos de secuestro agravado, robo de vehículo, sicariato y
asociación para delinquir,
dice un boletín del Ministerio Público.
Dos
de ellos fueron enviados a la cárcel de El Rodeo II -cerca de Guatire, en el
estado de Miranda, al este de Caracas-, mientras que Tessarolo permanece en los
calabozos de la División Antiextorsión y Secuestros del CICPC. Aún quedan por
capturar a los dos autores materiales del crimen y al presunto autor
intelectual, que se encuentra en Estados Unidos, apuntó
Giuliani.
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El nieto de la cronista de Boconó que se hizo millonario en cinco años
Fabrizio
Alberto Mendoza Isea tenía 31 años de edad, era soltero y aunque no se le
conocía una pareja formal, eventualmente se le veía en compañía de mujeres
hermosas. Se movía con destreza en el mundo de los negocios y viajaba
constantemente a Miami, donde había adquirido varias propiedades, importaba
vehículos de lujo y se dedicaba a la compra y venta de
dólares.
No
siempre fue así. Hace apenas cinco años intentaba abrirse un espacio en el mundo
laboral y asistió a entrevistas en una importante empresa transnacional de
consumo masivo. Que en esa oportunidad lo rechazaran no significó una
frustración o un fracaso para Mendoza. Por el contrario: parece que sirvió de
puerta de entrada a una nueva dimensión de posibilidades. Casi de inmediato, el
joven comenzó a dar muestras de una llamativa prosperidad económica. “Me
sorprendió cuando lo vi con carros, apartamentos y viajando a cada rato”, relató
una persona que lo conoció antes de sus días de bonanza.
Mendoza
provenía de una familia de académicos del estado de Trujillo, en los Andes del
suroeste de Venezuela. Su abuela, Lourdes Dubuc de Isea, era la cronista oficial
de Boconó, una ciudad famosa en la zona por su actividad cultural, y fue una
reconocida docente de la región. Sin embargo, la familia no tenía bienes de
fortuna.
En
Caracas, Mendoza vivía en un apartamento que había comprado hace menos de dos
años en uno de los edificios de la urbanización Escampadero, en La Tahona.
Aunque la vivienda estaba a nombre de su madre, María Magdalena Isea, era el
lugar que utilizaba el joven para alojarse cuando estaba en
Venezuela.
En
una oportunidad tuvo un conflicto con sus vecinos. Mendoza no encontró mejor
solución para almacenar una flotilla de 12 camionetas Nissan de color blanco que
le había llegado del exterior, que las áreas comunes del edificio. Se justificó
diciendo que había tenido problemas con el traslado de los vehículos a la
institución que se las había encargado y que en breve resolvería el
inconveniente.
También
ofrecía a sus vecinos conseguirles vehículos de lujo, de último modelo, en menos
de una semana. “Yo quería comprar un carro para mi esposa, le pregunté a él y me
dijo: ‘¿Dime qué carro quieres? Te consigo el que quieras para mañana’”, relató
uno de los residentes de la urbanización, a quien le pareció extraño que alguien
ofreciera conseguir carros de un día para otro, en un país donde hasta el acto
cotidiano de comprar pan requiere de horas de espera.
Pero
estos detalles no afectaron su imagen de hombre tranquilo que apenas se dejaba
sentir durante el poco tiempo que pasaba en el lugar. Un día después del
asesinato, María Magdalena Isea, madre de Mendoza, acudió al apartamento -que
está a su nombre- con un herrero y cambió la cerradura de la
puerta.
Mendoza
Isea era propietario de varios apartamentos en el condominio Epic Residences, en
Miami, ubicado sobre la vía US1 o Biscayne Boulevard. Dos de estas viviendas
-valoradas entre 400 mil y 3 millones de dólares- están registradas a nombre de
las empresas Aiko 3809, LLC y Aiko 3810, LLC, abiertas por el empresario en
Miami.
Además,
Fabrizio Mendoza figura como presidente de la empresa Inversiones Hollister
S.A., registrada en Panamá en 2007, junto a Erick Eduardo Montaño Suárez, quien
aparece como director. La empresa está vigente de acuerdo con el Registro
Público de Panamá.
Montaño
Suárez también aparece como socio de Salvador Lairet en la empresa Dekomundo
Corp, creada en Florida en 2011. Esta organización está inactiva según el
registro público de Florida.
En
Venezuela, Mendoza era socio de la empresa de arquitectura Akua Proyectos, C.A.,
propiedad de Reinaldo Herrera, arquitecto de 34 años, casado y con dos hijos,
que se dedicaba a la remodelación de lujosos
inmuebles.
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‘El latin lover venezolano’
Salvador
Antonio Lairet Sotillo es un joven empresario venezolano, graduado de economista
en la Universidad Metropolitana -una casa de estudios privada, a las afueras de
Caracas- y dedicado a múltiples actividades, según lo que reportan algunos
blogs, publirreportajes e informaciones que él mismo ha difundido. Es productor
de televisión, asesor de inversionistas, asesor inmobiliario e importador, entre
otras cosas, pero su principal ocupación –a juzgar por sus publicaciones en
redes sociales- es disfrutar de la vida de ricos y famosos. En sentido
literal.
Abundan
las fotografías de Lairet en las noches de Miami, además de breves reseñas
sociales que reproduce
en su blog.
En esas imágenes festivas aparece junto a famosos como
la socialité Paris Hilton, el dj David Guetta, la estrella del
baloncesto profesional, Kobe Bryant, el campeón mundial de boxeo, Floyd
Mayweather, y el rapero Puff Daddy, entre
otros.
“Cuando
eres multimillonario o eres una super celebridad o eres el mejor Dj de
electrónica del mundo y estás en Miami, no solo necesitas un buen anfitrión,
necesitas al mejor, y si este es amigo tuyo mejor aún. Porque para saber lo que
un famoso quiere se debe estar al mismo nivel y saber de sus gustos y ser tan
excéntrico como ellos y Salvador Lairet sabe de eso, no por nada es uno de los
latinos más cotizado de las noches de Miami, si llegas a tener la oportunidad de
entrar a un club como Mynt… si tienes suerte podrías ver a Salvador Lairet
compartiendo mesa con David Guetta o Quintino, o tal vez con Kobe Bryant o Floyd
Mayweather, o tal vez si escuchas a Dj Irie con el cual mantiene una estrecha
amistad, la verdad que siempre lo verás acompañado de alguna celebridad, y es
que Salvador Lairet no solo es un amigo, también es una celebridad, no por nada
es considerado uno de los solteros latinos más codiciado de Miami”, dice un post
publicado en su propio blog el 22 de enero de
2015.
Por
su desempeño en este ámbito, es conocido en el sur de Florida como “el latin
lover venezolano”, “el latin Host de Miami” y “el rey de la noche”, o al menos
así lo aseguran las publicaciones de su sitio personal. En 2015 incursionó en el
mundo de los bienes raíces y también se dedica a la producción de
televisión.
“El
empresario venezolano Salvador Lairet lleva cinco años desempeñándose como
productor de televisión en los Estados Unidos y actualmente asume el reto de ser
el productor ejecutivo del famoso programa Latin Angels. La serie de
TV permite disfrutar de los más impresionantes paisajes y a su vez recrear la
vista con sus hermosas presentadoras y ahora le dará la vuelta al mundo”,
explica una nota publicada en su blog.
A
nombre de Lairet aparecen registradas siete empresas en el estado de Florida, la
mayoría creadas entre 2014 y 2016: Kramer Accessories CA, INC; Xtreme Mats, LLC;
Coaster Boat, LLC; Kreamer América, INC; Kramer Accessories Corporation
(inactiva), Dekomundo Corp (inactiva) y Venture Projects Holdings LLC. Además
tendría varias propiedades inmobiliarias, algunas a nombre de su madre y un yate
Sunseeker Predator 80 comprado en Antigua y Barbuda, según se verifica
en Import Genius, web que
registra las importaciones desde y hacia Estados
Unidos.

Fotografía publicada en la cuenta de Instagram de Paris Hilton donde aparece en compañía de Salvador Lairet
Negocio entre amigos no es un juego de niños
Unos
días antes de ser asesinado, Mendoza Isea había estado en Miami, donde se reunió
con algunos amigos con los que solía salir a divertirse en locales nocturnos.
Pero en esa visita a Miami, que sería la última, el empresario evitó las salidas
nocturnas. ¿Su razón? No quería cruzarse con su viejo socio, Salvador
Lairet.
La
relación entre ambos era muy tensa. Se habían distanciado a raíz de la disputa
legal por la propiedad de unos inmuebles en Florida. “Mendoza le había ganado a
Lairet las demandas por esos apartamentos, pero Lairet insistía”, refirió una
persona cercana a la víctima que coincidió con él en
Florida.
Lairet
y Mendoza fueron muy buenos amigos, compartían los mismos grupos de conocidos de
colegios del este de Caracas y habían sido socios en varias empresas registradas
en Venezuela y el exterior. Las locales recibieron del Gobierno más de 13
millones de dólares preferenciales solo en 2012.
En
mayo de 2016, el diputado opositor a la Asamblea Nacional, Robert Alcalá,
denunció ante la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional a una serie de
jóvenes empresarios involucrados en presuntos hechos de corrupción por más de
800 millones de dólares, a través de la asignación de divisas por parte de la
extinta Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), el organismo creado en
2003 por Hugo Chávez para regular el estricto y enrevesado sistema de control de
cambios.
Una
de las empresas denunciadas por Alcalá fue Gerkat Corporation “creada y
registrada en Perú por Salvador Lairet, Fabrizio Mendoza y Álvaro Pulido,
sobrino de Piedad Córdoba, para la importación de químicos. En marzo de 2012
esta empresa solicitó a Cadivi 445 mil dólares para la compra de una molinera de
café, cuando su precio real era de 135 mil dólares, lo que significa un
sobreprecio de 310 mil dólares. Lo más grave es que la misma solicitud fue
introducida diez veces. Los dólares otorgados a 4.30 eran revendidos por los
propietarios de Gerkat Corporation, que la utilizaban como fachada para sus
actividades ilícitas”, reseñó el
portal Cuentas Claras sobre
los documentos presentados por el parlamentario.
También
según el mismo website, el diputado mencionó entre los relacionados con Mendoza
Isea a Alex Saab, “representante de la empresa colombiana Fondo Global de
Construcción, la cual obtuvo en el pasado contratos del gobierno de Hugo
Chávez”.
Álvaro
Pulido Vargas y Alex Saab son una
dupla de empresarios procedentes
de la costa atlántica colombiana. En efecto son directivos del Fondo
Global de Construcción,
empresa muy ligada al gobernador del estado de Vargas, Jorge García Carneiro, y
señalada por la fiscalía de Ecuador como parte de un esquema fraudulento para
obtener dólares preferenciales en Venezuela mediante el fingimiento de
exportaciones desde aquel país. También son
importantes proveedores de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción
(Clap),
la fórmula patentada por el Gobierno de Nicolás Maduro para controlar la
distribución de alimentos y productos de primera necesidad en zonas populares.
En Caracas, la representación de su emporio comercial ocupa todo un piso del
Centro Galipan, en la avenida Francisco de Miranda. Se sabe que Pulido Vargas,
de quien no se ha comprobado parentesco con la ex congresista y precandidata
presidencial, Piedad Córdoba, porta un nombre falso; y que Saab, quien sí
reconoce una relación de amistad con la política, ha sido investigado por las
autoridades estadounidenses.
En
la lista del diputado Alcalá también figuran otras cuatro empresas que atribuye
al grupo de jóvenes emprendedores: Mexbin S.A. (Ecuador), Chenys Exportaciones
EIRL (Perú), La Corporación 1 TO 1 S.R.L (Perú) y Radio Comunicaciones
Telocaliza1 C.A., que llegó a realizar transacciones por 4,6 millones de dólares
por la supuesta importación de sulfato de sodio a una empresa constituida en
Ecuador y relacionada con Mendoza, Lairet, Pulido y Alejandro Berrizbeitia. El
mismo grupo efectuó operaciones similares con la empresa Gones Indonesia C.A,
que recibió más de 8,8 millones de dólares de Cadivi.
El
negocio consistía en la creación de empresas fachada en distintas regiones de
Venezuela (Aragua, Amazonas, Lara, entre otros estados), que solicitaban dólares
preferenciales para la importación de químicos a empresas también constituidas o
relacionadas con el mismo grupo de empresarios en Ecuador y Perú,
principalmente. En la mayoría de los casos los productos para los que
solicitaban las divisas no tenían relación con la razón social de las empresas.
Los dólares que recibían a 4.30 bolívares -la tasa oficial de cambio más barata
en el sistema- eran negociados en el mercado negro a más de 20 bolívares o
simplemente iban directo a las cuentas particulares de los
solicitantes.
“De
acuerdo con las denuncias, Lairet está ´directa o indirectamente relacionado a
11 compañías –seis nacionales (en Amazonas, Aragua, Lara, Monagas y Distrito
Capital) y cinco extranjeras (tres en Perú y dos en Ecuador)– involucradas en
solicitudes de aproximadamente $13,9 millones para importar químicos. Entre
ellos, sulfato de sodio, dióxido de titanio, alcohol cetoestearílico y benzoato
de sodio, un aditivo alimentario; productos no asociados a la razón social de
cada compañía”, ´precisaba por su parte un trabajo del portal El
Pitazo.
El
parlamentario Robert Alcalá se refirió también a la vida de lujos y ostentación
que lleva este grupo de jóvenes inversionistas en el exterior. “Estos señores no
tienen cómo justificar la fortuna, los miles de millones de dólares que tienen,
la cantidad de plata que gastan en el mundo y la vida que se dan”, afirmó, con
una mención especial para Lairet.
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Los cárteles de Cadivi
Una
disputa por el control de negocios basados en la obtención de dólares
preferenciales sería el móvil del crimen por encargo. “Esto no es una venganza.
Es una guerra de carteles. La persona que tenía los contactos y consiguió los
negocios fue desplazada por sus socios, que dejaron de reportarle y darle parte
de las ganancias. Y ahora decidió retomar lo que consideraba que era suyo”,
explicó un experto que viene haciendo seguimiento del
caso.
Esta
lucha de cárteles, nacidos y alimentados con dólares preferenciales, no es
nueva; ya ha cobrado la vida de varios venezolanos en países donde se han
instalado los operadores de estas mafias. Por un conflicto similar, en
2013 fue
asesinado Sergio Andrés Schael Medina,
de 33 años. Viajó de Florida a Panamá a cobrar una deuda de 40.000 dólares, tras
una transacción cambiaria a través de Cadivi, y apareció muerto luego de
reunirse con dos empresarios venezolanos.
Allegados
a este grupo de jóvenes empresarios aseguran que el caso de Mendoza guardaría
relación con las muertes en extrañas circunstancias de dos venezolanos en Miami,
vinculados a organizaciones de este tipo.
Una
de las personas asesinadas en Florida habría sido el encargado de supervisar el
correcto funcionamiento de los negocios de la organización en Venezuela, reveló
uno de los detenidos. Este hombre -cuyos datos no han sido precisados- un día
decidió mudarse a Miami y abrir su propia empresa buscando una mejor calidad de
vida, cansado de lidiar con la escasez de alimentos, la falta de medicinas y la
inseguridad. Dejó a sus otros socios y amigos a cargo de la actividad
local.
Haber
tomado esta decisión sin solicitar antes la aprobación de la persona que
lideraba las operaciones desde Estados Unidos le habría costado la vida. Fue
señalado como el responsable del “desvío” de la administración del negocio y el
desplazamiento del liderazgo del cartel.
Según
informaciones publicadas en medios de comunicación de Miami, en el último año
dos venezolanos han muerto en extrañas circunstancias en el estado de
Florida. El
28 de junio de 2016, el arquitecto, modelo y actor Jorge Lenín
Navas,
de 26 años, conocido como Jorge Ilich, murió al caer desde el piso siete de la
torre residencial donde vivía en Miami Beach. Aunque el caso ha sido manejado
como un suicidio, sus familiares y amigos aseguran que su muerte debe ser
investigada.
El
22 de febrero de 2017 fue localizado el cadáver
del empresario venezolano Juan Alberto Miraldo,
de 48 años de edad, en el interior de su vehículo en el estacionamiento del
Aeropuerto Internacional de Miami. Aunque no presentaba traumatismos visibles,
la policía inició la investigación por homicidio. Miraldo era presidente de la
empresa Mirakar Car Rental y vicepresidente de 1 Rent Car, ambas con sede en la
ciudad de Doral, un suburbio predominantemente venezolano al oeste del condado
de Miami-Dade.
Los
investigadores de la División Antiextorsión y Secuestros del CICPC tienen
conocimiento de estos casos, pero aún no disponen de elementos probatorios que
los vinculen con el sicariato de Mendoza y Herrera. Continúan juntando las
piezas y están tras la pista de los dos autores materiales del crimen, así como
de a quien consideran el autor intelectual, Salvador Lairet, para quien se
espera que pronto se emita una orden judicial de captura desde Venezuela y la
difusión consiguiente de una alerta global por Interpol.